Ya sea que me llevo muy bien con mi jefe o me llevo bastante mal; en ambas situaciones tener AUTOCONTROL y ser OBJETIVOS es primordial.
En muy raras ocasiones se tiene la fortuna de tener un jefe o jefa con quien la relación es armónica, pero sí las hay y sí se puede. Aquí depende de que ambas partes cuenten con competencias personales y laborales basadas en la inteligencia emocional, y sobre todo EMPATÍA.
El empleado deberá ponerse en el lugar del jefe y viceversa para que esta empatía se dé. Hay una clave que dará grandes probabilidades de poder tener una relación laboral armónica: La ESCUCHA ACTIVA y la TRANSPARENCIA y muy rara vez falla; sin embargo, puede haber casos que una de las partes es una persona imposible o complicada.
En el caso de llevarnos bien con el jefe o la jefa, es muy importante NO generar demasiada confianza porque en algún momento se corre el riesgo de incurrir en malos entendidos, tomarse libertades en horarios de trabajo, o peor aún empezar a tener injerencia en la vida personal de ambos y esto nunca será conveniente.
Pero y si ¿me llevo mal, muy mal con mi jefe? Aquí es una situación difícil, es algo parecido a cuando se está en un mal matrimonio, que por exigencias de la vida tienes que permanecer ahí, al menos por un tiempo. ¿Qué hacer? Agotar todos los recursos por seguir hablando con él o ella y llegar a acuerdos; pero de tu parte siempre ser respetuoso (a) aunque no quieras, pues piensa que si te muestras rebelde la situación será insoportable y el tiempo que debas estar ahí se te hará eterno. Ser respetuoso o amable con la otra parte no significa perder la dignidad.
Es recomendable que de forma alternativa acudas a sesiones de coaching de vida o a terapia para ir sobrellevando la situación en lo que encuentras otro trabajo; asimismo, realiza actividades de relajación, ejercicio y desahoga esas malas sensaciones que te quedan tras esa jornada estresante de trabajo y sobre todo piensa que todo pasa y en algún momento estarás en un mejor trabajo o ese jefe dejará de estar ahí. Es difícil, pero puedes lograr ese autocontrol y capacidad de resiliencia que al final te hará más fuerte.